La cultura oriental es una de las más ricas en cuanto a las artes de la meditación y los elementos innovadores de las terapias alternativas.
Descubre los beneficios de esta meditación y construye tu propio jardín zen siguiendo unos sencillos pasos.
El jardín zen tienes sus orígenes en Japón, además de representar un elemento decorativo en nuestro hogar es ampliamente utilizado como elemento meditativo, ya que permite al meditante sumergirse en un entorno en el cual puede observar como su vida experimenta cambios constantes y de que manera se adapta a ese entorno de forma natural.
Permite ver una misma cosa desde distintas perspectivas, lo que nos lleva a pensar que nuestra forma de pensar no es la única existente en el universo, y que podemos enfrentar los problemas buscando diferentes caminos.
Los jardines zen, son utilizados en Japón como un espacio ritual dentro de las casa, sin embargo, si nosotros no tenemos esos espacios, también podemos acceder a realizar un pequeño jardín zen para nuestro uso personal.
Los elementos que componen un jardín zen son arena, rocas, rastrillo y algunas plantas, la finalidad principal es ejercer la acción del arado con el rastrillo, así como mover las rocas y observar el desarrollo de las plantas. Si lo vemos cada día desde distintos ángulos descubriremos algo nuevo cada vez, dentro del jardín y dentro de nosotros mismos.
Como toda meditación requiere de atención, pero también puede utilizarse como elemento liberador del estrés o para abstraerse de la realidad actual, del momento presente. Así el jardín zen pasará a constituir un espacio relajante a la vez que nos lleva hacia el camino de la exploración de nuestro ser.
Para realizar un jardín zen pequeño que puedas tener en tu casa o en la oficina necesitas:
- Una caja pequeña de madera, sólo la base, sin tapa.
- Algunas rocas de cualquier tipo, si lo deseas también puedes agregar cristales.
- Algunos plantas pequeñas, preferiblemente orientales.
- Arena, la cual puede ser de cualquier tipo, sin embargo se suele utilizar arena de grano grueso o pequeñas piedritas.
- Palitos de bambú finos
- Pistola de silicona.
Toma tu caja de madera, procura que las paredes no sean muy altas y que sea lo más prolija posible.
Agrega la arena y coloca las rocas o cristales. Si vas a trabajar con estos últimos es bueno que tengas en cuenta que antes de darle cualquier uso debes dejarlos limpios, sumergiéndolos de un día para otro en agua con sal. Si deseas cargarlos aún más de energías positivas, espera a la luna llena y déjalos en el agua bajo sus rayos.
Con los palitos de bambú y ayudándote con la pistola de silicona realiza un pequeño rastrillo que puedas utilizar para la meditación.
Algunas variantes del jardín zen miniatura agregan elementos como velas o inciensos, los cuales refuerzan los fines meditativos y de concentración, así como también amplia el campo de percepción en relación a lo que se está meditando.