Cuando estamos buscando un seguro de salud solemos fijarnos primero en el precio, y al final este es el factor principal para elegirlo, lo cual puede ser un error que paguemos cuando tengamos que usar los servicios que hemos contratado.
Siempre digo que cuando estamos enfermos de lo que menos tenemos ganas es de hacer viajes. Por eso, mi primer consejo es que elijas un seguro médico que tenga instalaciones o médicos asociados en tu misma ciudad, o si vives en una población muy pequeña que los tenga lo más cerca posible. Te aseguro que si estás enfermo no te van a sentar nada bien los viajes de 50 kilómetros para ver a tu doctor.
Mi segundo consejo es que tengas mucho cuidado con la letra pequeña. Nunca hay que olvidar que la sanidad privada persigue, además del bienestar del paciente, ganar dinero, por lo que hay que leer y releer todo el contrato al firmar la póliza y preguntar por todo aquello que no nos quede claro. Muchos seguros se guardan la potestad de cancelar la póliza sin tenemos una enfermedad grave o de cobrarnos más si pasamos un tope de gasto.
El tercer consejo es que contrates un seguro que te permita elegir el especialista con libertad. Los seguros de salud suelen tener un cuadro médico propio, pero si a ti te va bien con tu médico no tienes por qué cambiar. Hay modalidades de seguro que te ofrecen esta posibilidad, así que deja de lado el resto.
El cuarto y último consejo que puedo darte es que evites los seguros de salud privados que te cobran una franquicia cada vez que necesitas sus servicios. Este tipo de seguro es muy económico, pero al final te sale muy caro, ya que tendrás que pagar cada vez que acudas a uno de sus especialistas, además de pagar la cuota mensual o anual.
A modo de conclusión, te diría que no te precipites cuando contrates un seguro médico, y que pases varios días comparando ofertas y hablando con los comerciales antes de decidirte.