Las contracciones tarde o temprano aparecerán, pero es desde el segundo trimestre en donde se vuelven más intensas. De principio la futura madre no la siente como una molestia, sino como parte del vivir diario “especial” de esos 9 meses. Pero ¿por qué aparecen? Bueno, para ir aportando la flexibilidad que necesita en el útero, recuerda que a medida de los días tu hijo crece, y sus exigencias respecto a tu cuerpo también. Y todo dentro de ti se mueve, se adapta a ligeros cambios que ocurren semana tras semana.
Desde la semana 13 hasta la 27 empiezas con pequeños dolorcitos en la parte inferior de tu abdomen, para que te hagas una referencia más exacta, parte baja del ombligo. Luego a partir de la semana 26-27 tu útero sube un poco hasta la altura del ombligo, estas contracciones aparecen con una función vital, que es la de situar tanto al bebé como al útero en el sitio mas cómodo y correcto para su debido desarrollo.
Ahora bien, ¿qué hacer? Primero consultar con tu médico y evaluarlas, las repeticiones, el dolor y la intensidad. Si esas contracciones que tienes son esporádicas, van y vienen sin ningún dolor excesivo anormal, calma. No son mas espasmos productos de los movimientos de tu bebe, el allí vive, se estira, duerme y crece. Es natural. Las respiraciones profundas ayudan aliviar esos momentos. Pero, si tus contracciones son repetidas, fuertes, sientes que con cada una el dolor aumenta, y en menos de media hora ya has tenido muchas repeticiones, lo mejor es que llames a tu pareja en primera instancia y comuniques lo que está pasando, se pongan en contacto con su servicio médico de confianza, y asistan inmediatamente al ginecólogo, ya que podría tratarse de alguna patología no deseada, como preeclampsia, o parto prematuro. Incluso tu vida puede estar en juego.