Lo mejor sería hallar alguna forma o sistema para lograr descubrir los mínimos (y los máximos) de los movimientos bursátiles. Pero no es verdadera. Algunas utilidades intentan descubrir los mínimos (y los máximos) de cada movimiento, como el examen gráfico y técnico, las velas japonesas, el examen de los flujos del dinero, etc. Pero ninguna utilidad es eficaz y algunas veces dan advertencias falsas.
Para investigar si un valor está barato o no puede estudiarse su balance, su cuenta de resultados o las dos cosas. Estudiar el balance radica en apreciar los activos que conforman la empresa; fábricas, terrenos, marcas comerciales, filiales, etc. Al estudiar la cuenta de resultados lo verdaderamente recurrente es fijarse en el PER y en la rentabilidad por dividendo, aunque hay más cambiantes. Es considerable tomar en cuenta que no sólo debe mirarse el PER y la rentabilidad por dividendo del año previo, sino además las perspectivas de futuro que tenga la compañía. Generalmente, para el inversor medio es más simple investigar la cuenta de resultados y su evolución que el balance de las compañías, aunque las dos cosas son complementarias y lo mejor sería analizarlas de manera conjunta.
Varios inversores esperan conseguir consejo de alguien más experimentado que les diga hasta dónde va a caer la Bolsa para poder adquirir las acciones que tienen sospechado a un mejor precio y de esa forma incrementar su rentabilidad. Pero para sentir la verídica contrariedad de la labor hay que poner el tema en perspectiva:
Aquel inversor que fuera con la capacidad de comprender los máximos y los mínimos se transformaría en multimillonario en un corto espacio de tiempo. Por poco dinero con que contara, debido al apalancamiento de los productos derivados como las configuraciones y los futuros, los resultados que obtendría serían completamente sensacionales.
Por consiguiente, las tácticas realistas deben diseñarse sabiendo que no se va adquirir en los mínimos ni se va vender en los máximos. Además, para tener una aceptable rentabilidad, inclusive muy buena, no es infiltrante.
Una aceptable satisfacción en el momento de ingresar en Bolsa es la diversificación temporal, que radica en espaciar las compras en el tiempo de manera premeditada. Dos probables maneras de espaciar las compras son:
- Intervalos regulares de tiempo: Consiste en adquirir cada semana/15 días/mes/… una cantidad fija de dinero. El intervalo elegido es dependiente bastante de la proporción de dinero utilizable. Alguien con una enorme liquidez que puede dividir en numerosas incontables pequeñas compras podría llevar a cabo una adquisición por semana. No obstante, un individuo que disponga de una cantidad susceptible de ser dividida únicamente en 2 ó 3 partes podría llevar a cabo 1 adquisición cada mes, o inclusive cada período de tres meses, en relación de si espera una rehabilitación más o menos ligera.
- Utilizando el examen técnico: Además se puede usar el examen gráfico y técnico (o alguna otra herramienta) para ir llevando a cabo compras siempre que un valor realice (o lo parezca) alguna figura de vuelta o de continuación de la inclinación alcista cuando se reanude. Esta alternativa debe ser usada por inversores con vivencia en esta clase de utilidades. En esta situación no hay un número de días fijo entre cada adquisición, pero debe evitarse el concentrar las compras en un espacio de tiempo bastante corto por prudencia y sobre todo evitar chicharros. Ninguna utilidad es impecable y podría ocasionar el invertir de golpe en una secuencia de advertencias falsas cercanas en el tiempo. Para evitarlo debe establecerse también algún espaciamiento temporal en las compras, aunque de una manera más maleable que en la primera opción
Al elegir los valores en los que se invertirá no tienen que elegirse los que más hayan caído, sino los más baratos. En algunas ocasiones tienen la posibilidad de encajar y en otros no, debido a que un valor no está barato sencillamente porque haya caído bastante.
Para investigar si un valor está barato o no puede estudiarse su balance, su cuenta de resultados o las dos cosas. Estudiar el balance radica en apreciar los activos que conforman la empresa; fábricas, terrenos, marcas comerciales, filiales, etc. Al estudiar la cuenta de resultados lo verdaderamente recurrente es fijarse en el PER y en la rentabilidad por dividendo, aunque hay más cambiantes. Es considerable tomar en cuenta que no sólo debe mirarse el PER y la rentabilidad por dividendo del año previo, sino además las perspectivas de futuro que tenga la compañía. Generalmente, para el inversor medio es más simple investigar la cuenta de resultados y su evolución que el balance de las compañías, aunque las dos cosas son complementarias y lo mejor sería analizarlas de manera conjunta.
Estas tácticas son válidas para inversores de muy extenso período, no para traders de corto período.