Intel, primer fabricante mundial de chips, asegura que es una revolución.
El cambio consiste en cambiar la disposición de los transistores dentro del chip. Si está en posición 1, la corriente pasa. Albarrán explica que estos procesadores serán un 37% más potentes que los actuales de 32 nanómetros y «serán menos ruidosos, más ecológicos y potentes». El usuario final notará dos cambios esenciales. Más velocidad con el mismo consumo energético o la misma velocidad con la mitad de consumo. Kaizad Mistry, director del programa de 22 nanómetros de Intel, insiste en que esta tecnología alargará la vida de las baterías de los portátiles.
Este cambio en la arquitectura del núcleo del ordenador permite a Intel mantener vigente la ley de Moore. Desde entonces los procesadores no han parado de multiplicar su velocidad. Primero en kilohertzios a gigaherzios, mil millones de ciclos de transistor por segundo.
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