Una jarra de vidrio es un artículo delicado, que se puede romper con gran facilidad, un pequeño golpe y la jarra se ha roto. A veces si tenemos dos jarras y chocan una contra otra es posible que se rompan, bien sea una o incluso las dos. Pero esto no sucede con las jarras de metal, pues al estar fabricadas en un material mucho más resistente son mucho más duraderas. Además es más fácil fabricar a gran escala las jarras para café de metal, con lo que se consigue reducir el coste y hace que los negocios de hostelería consigan productos de buena calidad a precios asequibles.
Otra razón tiene que ver con la cantidad de café que se suele hacer. Mientras que en una casa se hace una cafetera para quizás diez o quince tazas, en un negocio de hostelería se hacen cientos, puede que miles, lo que obliga a tener máquinas con un depósito muy grande que suele ser metálico. Luego el café se lleva a jarras más pequeñas. ¿Os imagináis jarras para café de cristal para más de cincuenta tazas? Sin duda serían un peligro en potencia.