Enfermedad cuyo principal síntoma es una dolorosa inflamación de las articulaciones de las manos o los pies, y en especial de los dedos gordos de estos últimos.
La inflamación aparece cuando al aumentar el ácido úrico y no ser eliminado por el cuerpo se acumula en la sangre, donde se combina con el sodio para formar urato sódico. Eventualmente esta sal puede depositarse en los cartílagos y otros tejidos.
No se sabe todavía por qué razón se produce exceso de ácido úrico en la sangre, ni por qué tal exceso no se elimina, ni por qué se depositan uratos en los tejidos.
Generalmente la gota comienza con dolor en el dedo gordo del pie, a veces en el tobillo, en el talón o incluso en el empeine, corrientemente acompañado de escalofríos y fiebre. El dolor se parece al producido por una dislocación violenta. La articulación afectada se hace tan sensible que cualquier presión, incluso la de las ropas de la cama, puede resultar insoportable.
Esta enfermedad ataca a los hombres, y a veces a las mujeres, hacia los 35 años o bien a los sesenta y tantos, o más tarde, contrariamente a la creencia popular según la cual la dolencia se debe al consumo excesivo de alimentos dulces en edad avanzada. Al final la gota se hace crónica.
Entre los medicamentos empleados en su tratamiento figuran el ácido salicílico, la cortisona, el ACTH, la butazolidina, el benemid, el anturán y la colquicina, remedio éste que viene utilizándose para tratar la gota desde el siglo V. Estas drogas sólo deberán tomarse bajo inspección médica, ya que pueden resultar tóxicas y producir muchos efectos secundarios si se emplean inadecuadamente.