En la actualidad, la fisioterapia deportiva es uno de los aspectos más importantes en la práctica de deportes de manera profesional. Años atrás, cuando recién empezaba a integrarse esta disciplina, el papel de los fisioterapeutas estaba limitado a un proceso reactivo, respondiendo a las posibles lesiones que pudieran presentarse luego de terminada una práctica o partido. Esto ha cambiado por completo, y ahora se piensa mucho más en maneras de prevenir esas dolencias.
La forma en que era vista la fisioterapia en el ámbito deportivo profesional ha cambiado por completo, evolucionando para tener que estar a la par de un deporte que cada vez exige más a sus jugadores, a causa de la gran cantidad de torneos y partidos en los cuales tienen que participar. Ahora es aplicada tanto de forma pasiva como activa.
En el aspecto pasivo, la fisioterapia abarca todo lo que involucra la prevención de lesiones. Esto consiste en ejercicios que tienen como objetivo fortalecer los músculos y, del mismo modo, las articulaciones. También ayudarán a optimizar la coordinación de los movimientos que se deben ejecutar, y en general, predisponer a todo el cuerpo para la competición.
Por otro lado, en el aspecto activo, está todo lo que concierne al tratamiento terapéutico. Aquí están incluidos todos aquellos métodos que buscan rehabilitar al jugador, tratando las lesiones para que se puedan reincorporar al entrenamiento y, progresivamente, a los partidos oficiales.
En cualquiera de sus formas, la fisioterapia deportiva tiene como meta máxima el mantener el cuerpo del jugador en su mejor estado posible. Para esto es necesario respetar los tiempos de recuperación, siendo esta etapa de vital importancia, ya que a más intensidad en el entrenamiento, serán necesarias más horas para que el cuerpo se recupere adecuadamente. A su vez, para que el impacto sea menor, es fundamental acondicionar al deportista para que tenga un buen nivel de tolerancia al trabajo físico.