El auge de los instrumentos musicales a través de la historia, hizo realidad la conformación de las agrupaciones orquestales para ser generadores de emociones, desbordamiento de pasión y mucho más, que hasta la actualidad continúa mejorando su versatilidad, gracias a la tecnología desplegada por los fabricantes de instrumentos, que progresivamente continúan otorgando mejores herramientas para que los instrumentistas desplieguen una sonoridad completamente agradable al oído. Esto provocó el auge por la práctica musical en todo el mundo, generando pasión en niños y jóvenes por pertenecer a este maravilloso y vertiginoso mundo donde las partituras y notas musicales son el pan de cada día.
Luego de la aparición de grandes orquesta, se idearon nuevas facetas para fortalecer la práctica de la música clásica. Algunas de ellas han sido los duetos, cuartetos o quintetos de violines, flautas, cornos, trompetas, trombones, entre otros, en donde se toca una pieza específica y cada instrumentista tiene la responsabilidad de hacer una voz distinta a su compañero a fin de crear una expectación en el público presente.
Los ensayos por parte de estas pequeñas agrupaciones son tan importantes como los desplegados por una orquesta, ya que el nivel de presión en estos casos suele ser mucho mayor debido a que al ser una menor cantidad de integrantes los errores pueden quedar más expuestos al momento de la ejecución. Por eso es que se necesita ejecutar con precisión y exactitud la obra a ejecutar, a menos que exista en la partitura algo que refleje que ha entrado un momento de improvisación.
La improvisación es otro de los elementos con los que hay que tener mucho cuidado, ya que el instrumentista debe estar muy seguro de la música que va a ejecutar por cuanto son figuras musicales que no se encuentran escritas en las partituras de la obra que se está ejecutando. Esta ejecución puede llevar a un momento de climax a la música si se lleva de una manera adecuada, pero si no se realiza con el mejor desempeño posible puede dejar en ridículo a toda la agrupación. Todas estas y otras características son las que componen la música de cámara.
La música de cámara precisamente es una forma de hacer música con menor cantidad de integrantes a los que compone una orquesta. Su objetivo es desarrollar ante el público las capacidades de un determinado instrumento, por ello existen las agrupaciones de cuerdas, vientos, entre otras. Sin embargo puede darse el fenómeno de la implementación de las orquestas de cámara, en las que puede haber representación de varias de las familias de instrumentos que componen la orquesta pero de igual manera en menor proporción.
Siempre es agradable para el público ver agrupaciones donde la música se sienta más cercana y se pueda presenciar el esplendor de sonoridad de un instrumento en específico, porque esto permite profundizar la manera de transmitir la pieza musical y como valor agregado ayudará a mejorar la profesionalidad de los instrumentistas.
Los ejecutantes de instrumentos orquestales siempre verán a la música de cámara como una oportunidad perfecta para forjarse nuevos retos y metas en este vertiginoso mundo. Por ello las ganas de superación siempre estarán presentes y eso es algo que no se puede pasar sobre la mesa, ya que todos los días los músicos continúan un proceso interminable de aprendizaje en el que podemos asegurarte que al momento de creer que sabes todo dejas de aprender y alguien puede superarte.
Por todo esto, la música de cámara es una oportunidad magnífica para que los músicos puedan lograr una mejor ejecución e integralidad de su oficio, que le dignificará para próximos retos.