Las enfermedades frecuentes son la regla, y no la excepción. Estudios muy recientes han revelado que, en promedio, los niños contraen entre 6 y 9 enfermedades virales por año. Estas a veces son tan leves que los padres no se percatan de ningún síntoma.
Algunos niños quizá no tengan más que tos, catarro u otros síntomas sin importancia. Nosotros no consideramos estas infecciones virales como verdaderas enfermedades, sino más bien como inmunizaciones útiles contra las más graves consecuencias de los mismos cuadros.
Además de los frecuentes e insignificantes catarros, la mayoría de los niños tendrán también una o varias infecciones de oído a lo largo de su vida. De manera semejante, desearíamos que todos los niños padecieran varias crisis diarreicas, mientras sean de corta edad, así como una o 2 infecciones de garganta por estreptococos, mientras sean escolares.
Cuando uno se pone a calcular el número de enfermedades previsibles en la infancia, es asombroso comprobar que los niños pasen tanto tiempo libre de síntomas.
Las deficiencias de los mecanismos de defensa del organismo, motivo de preocupación de muchos padres de familia, no se presentan virtualmente nunca en forma de infecciones leves y frecuentes.
Los niños con deficiencia inmunológica a menudo padecen infecciones graves del pulmón o de la piel. Estos pequeños enfermos rara vez tienen un desarrollo normal y suelen estar bajos de peso a causa de las recurrentes infecciones.
En todos estos problemas es importante la opinión del médico. Si en la historia familiar hay una muerte prematura por una infección grave, los padres deben exponer al médico su preocupación al respecto.
A menudo las alergias se confunden con enfermedades. Los niños con rinitis alérgica o fiebre del heno estornudan frecuentemente, tienen comezón ocular v abundante secreción nasal en determinadas épocas del año, casi siempre en primavera o en otoño. Estos niños se frotan la nariz incesantemente.
Aun cuando, al parecer, los hijos menores padecen de catarro con mayor frecuencia que los demás miembros de la familia, todos son igualmente sanos. Los menores simplemente suelen contraer las enfermedades virales propias de su edad por la sencilla razón de que se hallar, expuestos a ellas.
Igualmente, algunos estudios demuestran que los niños que asisten a guarderías diurnas o jardines de niños se acatarran a más temprana edad que los que permanecen en casa, y no hay ninguna prueba de que los segundos gocen de mejor salud.
Existen no menos de 60 cepas de virus diferentes, a las que los adultos tienen por lo menos inmunidad parcial gracias a las enfermedades que padecieron en la infancia. Mientras más tempranamente los niños puedan desarrollar estos tipos de inmunidad, más pronto podrán disfrutar de sus años relativamente carentes de enfermedad.
Tratamiento casero
El tratamiento casero de los problemas menores de la infancia se describe a lo largo del presente libro. Las enfermedades comunes cuyas molestias afecten las actividades escolares del niño deberán someterse a la evaluación del médico.