Aunque parezca mentira, algunas personas le han encontrado otros usos a los tapetes para la sala de casa. Algunos que tienen que asistir a reuniones regulares en las que los suelos son muy fríos se llevan un pequeño felpudo para que el frío no les entre por los pies. Es muy posible que los primeros que lo hacían fueran el objeto de burlas y bromas por parte de los demás.
Pero a medida que se iban viendo las ventajas de pasar menos frío durante dichas reuniones, otros fueran imitando el mismo gesto, y las filas de butacas de los auditorios o salas se fueron llenando poco a poco de esas pequeñas piezas aislantes, por lo que ahora quienes son objeto de burla y chistes son aquellos que todavía se resisten a traerlo o a quien se le haya olvidado ese día. Los primeros que se trajeron felpudos para evitar en la medida de lo posible enfriarse los pies, seguro que hoy son vistos como pioneros.