Publicidad exterior

La publicidad exterior es una herramienta de divulgación de anuncios o noticias de carácter comercial con la intensión de atraer a posibles espectadores, compradores o usuarios en movimiento. Es realizada en lugares públicos. Presenta productividad y competencia, tiene la capacidad de atraer al consumidor en múltiples ocasiones.
El origen de la publicidad exterior se remota a las principales formas de expresión gráfica realizada por los primeros hombres en la tierra, aunque existen algunos historiadores que sitúan su existencia en la época faraónica, debido a los mercaderes, o en los romanos, quienes la usaban para anunciar las peleas de los gladiadores. Desde este entonces, la publicidad exterior se ha ido desarrollando de una forma muy rápida.
Las formas de publicidad exterior son: la móvil y la fija. Dentro de ésta última están las vallas más famosas y antiguas, los paneles luminosos instalados en las aceras (los opis) o los carteles. Asimismo, hay un tipo de publicidad exterior que aparece en ocasiones especiales, como por ejemplo, las bandoleras en los estadios deportivos que están diseñados para trasmitirse por televisión o las campañas electorales o los globos publicitarios.
Mientras que en la publicidad exterior móvil se clasifican las realizadas a través de elementos publicitarios en parasoles, aviones, trenes, globos aerostáticos, etcétera. En los desplazamientos terrestres, tales elementos son adheridos en autobuses, metros y camiones.
Estos tipos de publicidad exterior son de relevancia, y destacan en la localidad con la finalidad de captar la atención del espectador. Los textos son sencillos de comprensión en un solo vistazo, directos y relacionados con la imagen, de esta manera se puede asociar el mensaje de forma inmediata con el producto.

La publicidad exterior posee distintas ventajas, la principal de éstas es su capacidad de quedar como recordatorio en la mente de los espectadores, debido al refuerzo sumado en los mismos. Los carteles y las vallas son colocadas en las calles junto a establecimientos comerciales, por lo tanto, se consideran como el último impacto recibido por el consumidor antes de ejecutar el acto de compra.
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