En el departamento francés de Finistère, en Bretaña, se encuentra el municipio de Quimpes. A poca distancia del mar, de las bellas playas de la costa de Finisterre, de los centros de talasoterapia, de campos de golf y de la práctica de deportes de vela, surf y actividades de pesca se encuentra el centro de Quimper: un lugar para disfrutar de la historia y el arte.
La ciudad permite disfrutar de la visita a su vieja catedral gótica, sus murallas, los barrios viejos o los mercados. Situada junto al río Odet se compone de tres sitios o centros, cada uno con la huella de sus primeros pobladores: romanos, bretones y franceses. Eso hace que Quimper tenga tres ciudades antiguas:
El sitio antiguo de Quimper: se trata del barrio de Locmaria que cuenta con una iglesia romana del siglo XII, antiguos plegarios y un jardín medieval.
La ciudad del obispo: el obispo de Cornouaille se instaló en la ciudad haciendo construir el antiguo palacio de los Obispos en el que hoy se encuentra el museo Provincial Bretón. En la zona se pueden visitar también las murallas de la ciudad de las que se conservan un poco menos de la mitad de su recorrido. Un paseo inolvidable es el que se puede disfrutar en las calles adoquinadas flanqueadas por casas de madera cuyos carteles colgantes recuerdan los antiguos oficios.
La ciudad del duque: esta última de las tres zonas alberga las casas pintorescas de la plaza Terre-au-Duc o la iglesia de Saint-Mathieu.
Si se piensa en la mejor fecha para conocer la ciudad esta es sin duda la tercera semana de julio en la que se celebra el Festival de Cornouaille. Durante nueve días de fiesta la ciudad bulle con bailes, desfiles y la elección de la Reina de Cornouaille.