La investigación, realizada por sociólogos de la Universidad Cornell de Estados Unidos, se ha basado en analizar el contenido de 509 millones de mensajes de Twitter enviados a lo largo de dos años. Por ejemplo, palabras como fantástico o súper sugieren un estado de ánimo positivo y miedo o terrible, uno negativo.
A lo largo del día, los mensajes de Twitter revelan que por las mañanas predominan los estados de ánimo positivos, como el entusiasmo, la alegría y las ganas de hacer cosas. Curiosamente, el empeoramiento del humor coincide con el horario de trabajo y la mejora coincide con el fin de la jornada laboral. «El sueño y el reloj biológico son determinantes importantes del estado de ánimo», escriben los investigadores Michael Macy y Scott Golder, de la Universidad Cornell, en Science.
Lluís de Lecea, neurobiólogo especialista en investigación del sueño de la Universidad de Stanford (EE.UU.), confirma que «muchos de los circuitos que regulan el ciclo vigilia-sueño están conectados con los circuitos que determinan el estado de humor».
El caso de los Emiratos Árabes Unidos, donde se trabaja de domingo a jueves y se descansa los viernes y sábados, demuestra que es el ciclo laboral el que regula el ciclo semanal del estado de ánimo, ya que allí el peor día es el lunes y el mejor, el viernes.
Así, el estado de ánimo tiende a mejorar en invierno y primavera y a empeorar en verano y en otoño.
Los investigadores han analizado por separado los estados de ánimo positivos y los negativos después de que estudios anteriores hayan demostrado que pueden ser independientes. Por ejemplo, no estar alegre no significa necesariamente estar enfadado. Los estudios sobre las oscilaciones del estado de ánimo se veían limitados hasta ahora porque solían basarse en grupos reducidos y poco representativos de voluntarios que respondían a encuestas. En cambio, «las redes sociales permiten estudiar las conductas individuales de manera detallada en tiempo real y a escala global», sostienen Macy y Golder.
Un número creciente de investigadores han empezado a estudiar cómo las redes sociales influyen en la propagación de ideas políticas, en la promoción de productos comerciales o en el bienestar psicológico de la humanidad. Estos estudios, esperan los investigadores, pueden ayudar a desarrollar indicadores del bienestar que guíen las políticas sociales del mismo modo que indicadores como el PIB guían las políticas económicas.
«Las interacciones humanas son lo que estudiamos los científicos sociales», declara Michael Macy.
Escrito por Vanguardia